Darse un homenaje.

El móvil ha zumbado en mi bolsillo, un zumbido corto y rápido. Esa fisionomía del zumbido me dice que no es la vibración de un whatsapp ni de un mensaje de texto. Acabo de recibir un mensaje de un tipo a través de Bender: «Bueno, a ver si mañana nos podemos dar un homenaje».

Para quien no lo sepa, Bender es una de estas aplicaciones que abundan ahora, en las que, tras registrarte y subir algunas fotos tuyas, podrás ver todos los usuarios de la app que estén cerca de ti, ellos podrán verte a ti y podréis comunicaros. 

Lo de «comunicarse» es un eufemismo bastante divertido, ya que básicamente, la gente lo utiliza para follar y, en menor medida, para buscar ligoteo o romance.

Llevo un rato intentando pensar cómo abordar la entrada, pero no termino de conseguirlo. He hablando tanto, tan largo y tan variado sobre este tema que, curiosamente, lejos de generarme una opinión definida, me muevo flotando como una medusilla en un mar de opiniones encontradas.

Creo que si tengo que elegir una sensación al respecto, ahora mismo, del Carlos de agosto de 2014, sería pereza. La pereza es lo primero que me invade cuando leo un «ola wapo k tl» después del zumbido corto y rápido.

No sé si los cinco años que he pasado con Miguel me han convertido en una especie de paria de las redes sociales follisqueriles mariquitas o si he mutado en un dinosaurio de las relaciones interpersonales. Y quizá los chavales que hay en estas aplicaciones, al ver mis fotos, sientan algo parecido a lo que sentimos cuando descubrimos que nuestro padre se ha abierto un Facebook. Pero me produce mucha pereza todo.

1. La gente.

En general todos los perfiles que veo me aburren profundamente y me producen el mismo interés que ver cualquier programa de de esos de tuneo de coches que ponen 24/7 en no sé qué canal de la TDT. Abundan los torsos decapitados, los calzoncillos destorsados y despiernados. Y respecto a los perfiles que muestran la cara, se pueden desglosar en :

– Niños de 18 años poniendo morritos y duckfaces.

– Hombres poniendo cara como de cabreo máximo porque están convencidos que les hace parecer más masculinos.

– Cejas de bruja Disney.

– camisetas de tirantes cuyas aberturas llegan hasta los tobillos.

– Lenguas fuera a lo Miley Cyrus.

– Fotos en el gym para que veas todo lo que se musculan.

– Todo lo anteriormente citado reunido en una única y aterradora imagen.

Ni qué decir tiene que todo esto no es necesariamente bueno ni malo, simplemente, not my cup of tea.

2. Los nombres.

Luego, tengo una estricta ética personal por la cual me niego a entrar en contacto con nadie que tenga en su nick alguna de la siguientes palabras:

Gym, hetero, maxo, pollon (polla, pollita, polluza, etc…), xxxxxx, cachondo, masculino, empótrame (verídico), activo, pasivo, (y sus múltiples equivalentes lingüisticos e idiomáticos), …cms, XXL, mamonazo, activazo, y cualquier «azo».

Después de la merma producida por la criba visual, este otro filtro semántico ya directamente acostumbra a dejarme con un resultado de cero posibles candidatos o un margen muy bajo.

3. Las formas.

Este apartado creo que es directamente consecuencia de este mundo actual, digital e inmediato, que nos tiene a todos con el cerebro medio frito y la capacidad de atención de una ameba tuerta. Que sí, que estas aplicaciones no son para discutir el sentido de la vida ni para debatir la reforma del aborto, pero, en serio, hay conversaciones que son dignas de una de Berlanga:

 

 

 

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Y os preguntaréis: Si tan poco le gustan estas redes, ¿Por qué las usa?.

Pues bien, he ahí una buena muestra de mi bipolaridad emocional/sexual:

– Por un lado, no voy a mentir, me puede esa especie de atracción gravitatoria que tiene el teléfono cuando sabes que puedes identificar a los mariquitas que tienes a tu alrededor y poder sacarles punta; maravillarte y horrorizarte a partes iguales con según qué imágenes te encuentras e imaginarles, dentro de tu perversa imaginación, vidas, profesiones y biografías ficticias.

– Por otra parte, siempre hay una parte de ti que, por muy decepcionado que estés con la raza gayer en general, alberga una gotita de esperanza en que alguien decente llamará a tu puerta zumbará en tu móvil.  (Y tampoco nos engañemos, algún que otro tío majo he conocido a través de estas apps).

– Y por último, el puro narcisismo de recibir mensajes de vez en cuando para alimentarte el ego y decirte lo guapo que te ves en esas selfies tan arrebatadoras que tienes en tu perfil.

Y porque en el fondo, supongo, todos somos iguales….

8 comentarios en “Darse un homenaje.”

  1. Jajajajajaja es mortal esta entrada. La mejor frase es «Wntonces eres pas».
    Mucho ánimo, Carlos. Un amigo mío que también es gay me contaba historias de terror de Badoo que me tenían despierta en la cama durante horas. Y yo que siempre pensaba que la raíz de mis problemas era mi heterosexualidad, y que me encantaría moverme en un universo de cosas claras y chocolate espeso…

    La parte de los nicks no tiene precio. Muy bueno, en serio.

    Besitos.

  2. Lo que me asusta realmente es que esto es la moneda de cambio habitual. O sea, la gente está acostumbrada a esto al 100% y el nivel de deshumanización al que está llegando este mundo da mie-di-to.

    Pero bueno, no desespero! 🙂

  3. Yo la tenía un poco para saber a quién no acercarme (un poco doble moral, por que yo también la tenía…) y desagradarme cada día más del mundo gay. Ya había perdido toda esperanza y la utilizaba nada más que para conocer gente cuando viajaba por ahí (fracaso absoluto, por supuesto. Ingenuo de mi, pensaba que en los pueblos la gente no estaría tan salida como en la capital… Y estaban peor!), pero en uno de esos viajes y a muchísimos km de distancia conocí a mi novio =)
    Así que, hasta de lo peorcito se puede sacar siempre algo bueno…

  4. Jajaja! me hace gracia lo de «saber a quién no acercarme». Hombre, yo no llego a ese extremo, he hecho algún que otro amigo por estas aplicaciones sin tener que haber llegado a los frotamientos. Aun así es cierto que el panorama es un poco lamenteibol, pero seguramente no sea exclusivo del mundo manflorita. Qué bien que conocieses así a tu chico! 😉

  5. Jajaja, qué gracioso, me he reído mucho. 🙂 No conocía la aplicación, y de verdad que no me dan ganas ya… Pero me gusta tu estilo, tu forma de reírte de la vida y de comentar tus impresiones. ¡Bravo!

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